Se oye un canto dulce, bello y soberbio. Un canto glorioso y
triunfante. Se oyen los pasos que arrastran la fe y dibujan la gloria que se
eleva al cielo.
Es momento de celebrar.
Se ven brazos que acarician, rostros coronados, colores que enceguecen, banderas en alto y animales en lucha. Un pie moreno
suspendido al aire… pasos que flotan y un canto. El pin pin.
Este canto lleva consigo el valor más preciado que el ser
humano haya recibido, la palabra. Aquella que suena como piedra que arrastra el
río, dejando raíces en la orilla que en "Celebración" cobran vida.
Se ve una cultura orgullosa y humilde. Una tradición negada
al olvido, su homenaje y un agradecimiento.
Es momento de celebrar.