domingo, 21 de diciembre de 2014

Vita












 Con el tiempo entendí que cada persona da lo que puede y recibe lo que desea. Que los encuentros  son tan útiles como los desencuentros. Que los momentos son de todos colores y cada color tiene su encanto, incluso el negro. Y con el tiempo aprendí del gris. 

 Supe que solo los que tienen pasión por lo que hacen sienten el éxito. Que cada oportunidad es un  aprendizaje y perderse sirve para eso. Que es blanco o negro solo en los dameros o  en la moda, que suele ser la mejor opción. Que las estructuras tarde o temprano se caen. Que estamos más cerca de lo que creemos y lo que nos une es aquello que nos diferencia. 

  Que venimos solos y solo nos vamos, pero de a dos todo es más fácil.
  Que para el diez hay que atravesar nueve. Que todo es más simple de lo que creemos y sin amor no tenemos nada. Que existe lo inevitable y la vida no es justa para nadie.
  Todo es finito y hacer equilibrio es parte del ejercicio.  

  Por eso...
  De a ratos voy a perderme por ahí y dejar que el viento me anuda el pelo, la lluvia me corra, el agua me impulse, los azares me perfumen y el sol refleje mi sombra. Voy a dejar que la música me inspire, alivie y eleve. Emocionada, llorando, riendo y dando mil suspiros.

  Hasta el último instante.